La historia digital y la «historia pública»

Resumen de la charla titulada «Doing History in Public: Digital History in the Digital Humanities», que tuvo lugar la pasada primavera en el Maryland Institute for Technology in the Humanities a cargo de Sharon Leon.

Sharon M. Leon es ampliamente conocida en el mundo digital por su labor en el CHNM. Además de su docencia, ha participado en World History Matters y ECHO. Dirige Historical Thinking Matters, The Object of HistoryBracero History ArchiveMartha Washington: A Life. Codirige Omeka y el  National History Education Clearinghouse.

I. Historia pública digital: ¿cómo aprendemos?

La situación de la historia digital dentro de las humanidades digitales es tema de conversación habitual en el Center for History and New Media. Si bien el personal tiene opiniones variadas sobre la cuestión, todos están de acuerdo en que valorar la situación de la historia digital en las humanidades digitales requiere que reconozcamos el amplio parentesco entre la historia digital y la historia pública (public history).  Si bien ambos campos no son en absoluto sinónimos, tienen metas y objetivos similares. Aunque puede ser una descripción sencilla, el National Council on Public History ofrece un punto de partida, definiendo la  «historia pública como un movimiento, una metodología y un enfoque que promueve el estudio y la práctica en colaboración de la historia;  sus practicantes asumen la misión de que sus particulares puntos de vista sean accesibles y útiles para el público».  Explica, además, que «la historia pública es una conceptualización y una práctica de las actividades históricas en las que, ante todo, es el propio público el que tenemos en mente». Este enfoque centrado en el público, en la audiencia,  es fundamental para comprender el trabajo de los historiadores públicos, y permite comprender realmente  las posibilidades futuras para un trabajo transformador en ese campo.

Este enfoque en la audiencia también es fundamental para el trabajo que hemos llevado a cabo en el Center for History and New Media. En la historia de dieciséis años del Centro, hemos dado lo mejor para tomar el trabajo académico de la historia tradicional y ponerlo a disposición de la gente de fuera de la academia. Nuestro trabajo siempre ha estado en la intersección entre lo académico y los diversos públicos: estudiantes y profesores, aficionados, «historiadores ciudadanos» (científicos, humanistas, archiveros, etc.).  Desde este punto de intersección, estamos en condiciones de hacer que muchos campos estén dialogando unos con otros. Por tanto, nuestra declaración de principios reclama el uso  «de medios digitales y tecnología computarizada para democratizar la historia, para incorporar múltiples voces, llegar a públicos diversos y alentar la participación popular en la presentación y preservación del pasado».  Esta combinación de acceso abierto y énfasis en el compromiso público nos ha llevado a pensar en cómo la tecnología digital nos puede permitir ayudar de manera significativa a que los usuarios se impliquen con la abundancia de materiales que actualmente tenemos en formato digital. Nuestra misión no consiste simplemente en añadir recursos abiertos a los ya existentes,  sino también hacer que haya una amplia gama de usuarios que sapan usar las herramientas, tanto cognitivas como basadas en software, que les han de permitir hacer un trabajo significativo con esos recursos. Por tanto, no nos centramos en ese compromiso por sí mismo, sino más bien en un objetivo más amplio, el de enriquecer la comprensión histórica entre un publico más amplio.

Eso no quiere decir que el público no esté ya interesado en la historia. Está claro que lo está. O al menos, está claro que los grandes medios parecen creer que hay un gran interés, ya que han invertido en programas como “Who Do You Think You Are?” (NBC) o “Faces of America” (PBS). Del mismo modo, los sitios de genealogía como Ancestry.com tienen un gran número de abonados y usuarios. Estos lugares muestran que las personas se plantean cuestiones personales relacionadas con  la historia: ¿Cuál fue el papel de mi abuelo en la Segunda Guerra Mundial? ¿Por qué la familia de mi madre vino a Nueva York? Si bien estas preguntas son importantes y pueden ser la vía para un mayor compromiso con el material histórico, la mayoría de los trabajos de historia funcionan a otro nivel. La verdadera cuestión es, entonces, ¿qué pueden hacer la historia digital y la historia pública para que este público se interese por cuestiones y contenidos que pueden no ser personales, pero que son significativos?.

Esto siempre ha sido un tema importante, pero ha conseguido mayor atención y prominencia en los últimos años con el surgimiento de la  Partnership for 21st Century Skills. Esta coalición de corporaciones y educadores se han unido para fijar un conjunto de habilidades que creen que los trabajadores necesitan para tener éxito en la economía mundial del siglo XXI. Reclaman que el énfasis se ponga en el pensamiento crítico, en la resolución de problemas, en la comunicación, la colaboración, la creatividad y la innovación. P21 ha tenido una amplia repercusión en los círculos educativos, y la administración Obama está ciertamente en esa misma línea. Son varias las críticas que se han hecho a la iniciativa P21, pero la más acerada es la que apoya un grupo de académicos y educadores con el título de Common Core. Éstos sostienen que la P21 ignora el conjunto de conocimientos y contenidos básicos que los estudiantes necesitan para poder adquirir y actualizar las competencias en las que hace hincapié  la Partnership.

En mayor medida que otras instituciones de nuestra vida cultural compartida, bibliotecas, archivos y museos -lugares de trabajo de muchos historiadores públicos y digitales- se ocupan del contenido que es fundamental para pasar de los conceptos vagos de la P21 a los conocimientos y el aprendizaje. Las colecciones depositadas en las instituciones que se ocupan del patrimonio cultural pueden ser vehículos para hacer que el público dialogue con nuestro pasado,  presente y  futuro. Esta posibilidad es aún más importante ahora que el Institute of Museum and Library Services se está embarcando en una importante iniciativa para ayudar a las LAMS a evaluar su papel a la hora de ayudar a los ciudadanos a construir esas habilidades del Siglo XXI.

Para conseguir un compromiso más significativo del público en torno a las cuestiones de la historia, necesitamos cruzar las ideas de nuestros colegas de la historia pública con las de los de las ciencias del aprendizaje. No podemos limitarnos a exponer una colección de cosas en orden cronológico: ese tipo de presentación no proporciona el trabajo que necesitamos. La historia ha de plantear preguntas. Todos sus practicantes lo hacen, ya sean académicos, comisarios de exposición, archiveros. ¿Por qué no compartirlo con el público? ¿Por qué no vamos a modelar el tipo de investigación crítica que hay detrás?

Sólo si se expone el proceso cognitivo implicado en el hecho de hacer historia -el pensamiento histórico,  la versión beta de la histórica académica, incluyendo las interpretaciones contradictorias- seremos capaces de hacer que el público se comprometa en una investigación significativa. Necesitamos aflorar las formas en que la introducción de nuevas fuentes genera nuevas preguntas, y cómo las nuevas preguntas nos hacen revisar las evidencias y las interpretaciones existentes. El aprendizaje cuesta. Es participativo y relacional  y supone un compromiso auténtico. El conocimiento y la investigación desarrollan  el contexto al que los usuarios pueden acceder si los ayudamos. Pero la historia pública -digital y analógica- debe apoyar activamente este tipo de interacción, edificando una investigación pública.

Una forma de hacerlo es integrar conscientemente el trabajo de la ciencia cognitiva cuando nos planteamos las formas en que presentamos los contenidos para los usuarios. En 1999, el National Research Council publicó  How People Learn como descripción general de los últimos trabajos en ciencia cognitiva y lo que podrían significar para la enseñanza y el aprendizaje en toda una serie de disciplinas. Posteriormente, diversas comisiones específicas se centraron  en el aprendizaje de la historia, las matemáticas y la ciencia. [How Students Learn: History in the Classroom (2005) es la versión pertinente].  En How People Learn se destacaban tres conclusiones fundamentales sobre el aprendizaje (p.14-19) que son importantes cuando nos planteamos cómo transformar la historia pública digital -a pesar de que se refieren a los estudiantes, se desprende de la investigación subyacente que se pueden aplicar a la formación continua:

1. Los estudiantes vienen a clase con ideas preconcebidas sobre cómo funciona el mundo. Si su entendimiento inicial les impide involucrarse, es posible que no alcancen a comprender los nuevos conceptos e información que se les enseñan o que puedan aprender sólo para pasar un examen, volviendo  a sus ideas preconcebidas fuera del aula.

2. Para desarrollar la competencia en un área de investigación, los estudiantes deben: (a) tener amplios fundamentos sobre el conocimiento de los hechos, (b) comprender hechos e ideas en el contexto de un marco conceptual, y (c) organizar los conocimientos de manera que faciliten su recuperación y aplicación.

3. Un enfoque educativo «metacognitivo» puede ayudar a los estudiantes a que aprendan a controlar su propio aprendizaje, definiendo los objetivos del aprendizaje y mediante el seguimiento de cómo los van logrando.

Estas tres cuestiones tienen el potencial de transformar la forma en que los historiadores públicos -digitales y analógicos- abordan la creación de contenido para el público. Tal vez no seamos capaces de evaluar plenamente las ideas preconcebidas que los usuarios arrastran, pero podemos investigar ese público para comenzar a entender algunas de ellas. Del mismo modo, podemos ofrecer a los usuarios una base de conocimiento de los contenidos para que luego nos acompañen a medida que damos forma e investigamos las preguntas históricas. Hacer esto de manera explícita ayudará a que los usuarios se sientan preparados para formar e investigar sus propias preguntas cuando se enfrentan a la abundancia de fuentes históricas que hay disponibles en línea.

II. Públicos Digitales. Historia y Exposiciones de narrativa tradicional


A diario,  aquellos de nosotros que trabajamos en las humanidades digitales vemos nuevos trabajos en línea que cambian la forma en que pensamos sobre la evaluación del material cultural, ya sea un trabajo influenciado por el giro geoespacial o los resultados del trabajo de minería  de textos a gran escala. Lamentablemente, gran parte del trabajo de la historia pública digital producida para un público general es descriptivo y acumulativo más que inquisitivo o analítico. Reproducir la voz de la autoridad narrativa en los proyectos de historia pública refuerza la idea de que la historia es sólo una cadena de hechos, de acontecimientos, de fechas -no es que la cronología no sea importante, pero enmascara el asombro y, cuestionando lo que supone el aumento de las fuentes históricas,  distorsiona lo que la historia es como disciplina. Esto es aún más importante en la historia pública de lo que lo es en las filas académicas de las humanidades digitales, porque la mayoría del público no recibe una educación significativa en pensamiento histórico, sino más bien un flujo constante de charlas, fechas y memorización. Sin una modelización auténtica de la investigación histórica, los proyectos de historia pública digital tienen pocas posibilidades de tener un impacto significativo en sus usuarios, porque los usuarios serán significativamente menos propensos a  hacer sus propias preguntas al material histórico.

Para mostrar las dificultades de muchos espacios de historia pública digital, me voy a centrar en dos sitios de historia digital premiados desde 2005: The Price of Freedom, del  NMAH, y Raid on Deerfield, de la Pocumtuck Valley Memorial Association. Son sitios que exigen un gran esfuerzo en diseño y desarrollo, que ponen de manifiesto la diferencia entre, por un lado,  el trabajo que reproduce una narrativa que da apariencia de inevitabilidad y, por otro,  el que permite mostrar la complejidad de la historia. Ambos sitios tienen ya varios años, con todas las desventajas de los contenidos reunidos en una interfaz carente de Flash. Sin embargo, lo que importa es su acercamiento a la historia y no su diseño estético ni su accesibilidad.

En primer lugar, veamos el ejemplo de la mención honorífica (Muse Award) dada en 2005 al Price of Freedom: Americans at War, del Smithsonian’s National Museum of American History. Gráficamente este es un sitio impresionante. Este sitio acompañaba la amplia exhibición abierta en el NMAH a finales de 2004 y que aún sigue en el Military History Hall. Los desarrolladores web y diseñadores de Second Story Interactive Studios construyeron una atractiva interfaz que permitía que los usuarios se movieran cronológicamente a través de la historia americana, centrándose en los grandes conflictos. Cada conflicto presenta una película de introducción y, a continuación, una serie de textos narrativos y artefactos relacionados con ese conflicto. Es evidente que hubo una importante inversión de tiempo y que fueron muchos los recursos utilizados para crear el sitio, pero no está claro que sirva para algo más que la reproducción de la exposición física en formato digital.

Esa exposición física no tuvo éxito entre los críticos y muchas de sus observaciones se pueden aplicar a la exposición en línea. Por ejemplo, Carole Emberton señaló en una reseña aparecida en el Journal of American History:  «El título de la muestra sugiere una postura interpretativa que supone que la libertad es, y ha sido siempre, el objetivo de los enfrentamientos militares estadounidenses. Pero la libertad es un término problemático y hacerlo de ese modo no permite reconocer en qué medida el significado de la libertad ha sido algo históricamente impugnado, con lo que la exposición conduce al espectador a un paseo whiggish por la historia social y política estadounidense, convenientemente complaciente con cualquier deseo que puedan albergar de confiar en una creencia simplista en la marcha mítica del progreso y la expansión de la democracia». [«Web site Review [The Price of Freedom]», Journal of American History, 92:1, junio de 2005].  Emberton no fue la única persona crítica con la exposición. La reseña de Beth Bailey en Public Historian se fijó en un aspecto importante del trabajo: «En muchos sentidos, la exposición recuerda a un libro de texto de secundaria». [«Review [The Price of Freedom]«, The Public Historian, 27:3 , verano de 2005]. Estas dos recensiones señalan lo que podríamos decir de mucha de la actual historia pública digital  -que reproduce sin pensar todo lo que ya hay en un libro de texto y que a menudo deja sin plantear las preguntas complejas. El relato unilineal de la exposición excluye la participación significativa y el cuestionamiento por parte del público, ya que es incapaz de modelar ningún sentido de ruptura en el conocimiento o de diferencia en la interpretación.

Es importante tener en cuenta que la narrativa de toda exposición en linea responde a una pregunta, aunque sea implícita. Estas preguntas, sin embargo, pueden quedar completamente ocultas a un usuario inexperto dado el tono de inevitabilidad que está presente en la narrativa. Hay decenas de exposiciones de historia digital que siguen el modelo narrativo tradicional. Algunos de éstos incluso dan acceso a los usuarios a un archivo de materiales y fuentes que sirve de complemento a los que se utilizan en la exposición narrativa. En algunos casos, esto tiene un efecto muy beneficioso para los usuarios que están familiarizados con la investigación histórica o para los profesores que quieren aprovechar el sitio y los archivos para trabajar con sus alumnos. Pero, para otros, el acceso a los archivos sin mediación alguna da la sensación de acceder a un mayor número de artículos aislados -curiosidades, no elementos de un conjunto más amplio de referencias.

En el CHNM, las exposiciones digitales son resultado de la labor intelectual de los historiadores de la Universidad George Mason, de asistentes de investigaciónde posgrado y un de equipo de trabajadores y desarrolladores Web. Estas exposiciones  proporcionan tanto una exposición narrativa como un archivo de fuentes. Gulag: Many Days, Many Lives presenta una imagen compleja de la experiencia vivida en el Gulag soviético por miles de presos que no se ajustan al perfil estereotipado de los presos políticos. Los usuarios tienen la opción de navegar a través de una rica exposición que tiene una voz narrativa muy fuerte, pero que está surcada de documentos, de obras de arte y de entrevistas. Los usuarios también tienen la posibilidad de consultar un amplio archivo de fuentes y materiales relacionados para responder a sus propias preguntas sobre la experiencia vivida en el Gulag. Martha Washington: A Life presenta un relato biográfico sobre la primera dama de la nación que enlaza sus experiencias a las grandes tendencias de la vida y la historia temprana de América. Además de la exposición narrativa, los usuarios pueden acceder a un archivo de la correspondencia conservada de Martha Washington. Ambos sitios se plantearon a partir de una cuestión a investigar: ¿Fue igual el Gulag en todas partes y para todos los presos? ¿Cómo fue la vida de Martha Washington y qué puede decirnos acerca de las experiencias de las mujeres de los hacendados blancos en los inicios de la  República? Pero ninguno de los sitios expone el proceso de formación o investigación de estas cuestiones para el usuario. Por el contrario, ambos ofrecen respuestas pulcramente refinadas  (de las cuales estamos muy orgullosos).

En contraste con las narrativas dirigidas de estos sitios, el Raid on Deerfield: The Many Stories of 1704, de la Pocumtuck Valley Memorial Asociation/Memorial Hall Museum se construye en torno a cuestiones de múltiples perspectivas, un concepto que es central en el pensamiento histórico. Este enfoque ha ontenido un reconocimiento significativo de los críticos, obteniendo una mención de honor a la mejor exposición en línea en el 2004  Archimuse Best of the Web Awards, además de los elogios vertidos en el Journal of American History por Richard Rabinowitz, que dijo que era «exposición electrónica brillantemente ejecutada y comprensivamente organizada» [«Web site Review [Raid on Deerfield]«, Journal of American History,  92:2, septiembre de 2005].  Al examinar la incursión Pocumtuck sobre un establecimiento inglés en 1704, el sitio pide a los usuarios que se aproximen a cuestiones relativas a la investigación, considerando las circunscripciones afectadas: «Este asalto espectacular al alba, lanzado sobre tierras en litigio, ¿fue una provocación, un ataque brutal contra una inocente aldea de colonos ingleses? ¿Fue una acción militar justificada contra un asentamiento fortificado en tierra nativa? ¿O era otra cosa?» En primer lugar, se introducen las cinco culturas que participan en los acontecimientos, ofreciendo a los usuarios una base de conocimiento de fondo. A continuación, el usuario se mueve a través del conflicto por orden cronológico, a menudo enfrentándose a una pregunta sobre la situación en la que se le pide que tenga en cuenta  la cuestión de la perspectiva.

Al reflexionar sobre el sitio para los participantes en una conferencia en 2005, Lynne Spichger y Juliet Jacobsen observaban explícitamente la importancia pública de su trabajo: «El papel de los museos en el siglo XXI se ha ampliado, pasando de un enfoque en colecciones a otro que se plantea su propósito, hacia el uso consciente y la interpretación de las colecciones con un fin concreto, el de involucrar y educar a un amplio público en el aprendizaje permanente informal».  Además, argumentaron que su objetivo era «desarrollar una experiencia educativa de gran alcance y atractiva para un público amplio», articulada en torno a la importancia de los múltiples puntos de vista. [“Telling an Old Story in a New Way: Raid on Deerfield: The Many Stories of 1704»  en J. Trant y D. Bearman (eds.). Museums and the Web 2005: Proceedings. Toronto, Archives & Museum Informatics, 2005]. Centrarse en múltiples perspectivas permite al público estar siempre comprometido en un esfuerzo por reconstruir una historia y una interpretación complejas que tengan en cuenta la parcialidad de las fuentes históricas, y que reconozca la incapacidad de los historiadores para conocer el pasado de manera plena y definitiva.

Estos pocos sitios  no representan todo el trabajo que se está haciendo en la historia digital, pero sí representan buena parte del trabajo que se está produciendo con el público en mente. Esas creaciones digitales están para servir a estudiosos y estudiantes, y los profesores están haciendo un maravilloso trabajo situando la investigación y el proceso al frente y en el centro. Otros están creando vastos archivos digitales con diversos grados de metadatos contextuales. Otros usan  interfaces geoespaciales para mostrar colecciones históricas, conectando a los usuarios a lugares locales muy concretos (Philaplace, Euclid Corridor History Project, etc.). Ahora bien,  los proyectos de historia digital dirigidos a usuarios en general no suelen ir más allá de la narrativa tradicional, no pasan al modelo de investigación, a hablar de modo autoreflexivo sobre los procesos cognitivos  o a proporcionar a los usuarios las herramientas y el apoyo para llevar a cabo el mismo género de investigación por su cuenta. Le debemos algo más a nuestro público.

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¿Qué es la public history?

Una respuesta a “La historia digital y la «historia pública»

  1. hola! soy brasilena y, como mis compatriotas, poco conozco sobre historia publica. seria muy bueno establecer contacto.

    !valle! estoy buscando en internet algunas informaciones, referencias donde partir y descubrir buenos textos sobre eso «movimiento, metodologia, enfoque». su texto fue una buena sorpresa.

    una duda:
    tu has transcribido una cita en el princípio de su post y me gustaría saber donde la has sacado. has dicho: «sus practicantes [de h.p.] asumen la misión de que sus particulares puntos de vista sean accesibles y útiles para el público”. y has dicho también que quien lo ha propuesto fue National Council on Public History. pero cuando? en un manifiesto? cual? donde puedo encontrolarlo? me gustaria leer el texto completo. :/

    desculpame por mi precário español.
    saludos cordiales,
    ana luiza.

    por favor: enviame la respuesta por email?

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