Las humanidades digitales en 2008 (2)

Viene de la primera parte…

Comunidad académica y código abierto

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El acceso abierto es algo bueno, algo que permite rastrear información y reutilizarla, promoviendo el intercambio de ideas, y garantiza  el acceso del público a la investigación que los contribuyentes a menudo ayudan a costear. Además, como sostiene Dan Cohen, los académicos se benefician del acceso abierto a su trabajo, pues aumenta su propia visibilidad: «En un mundo en el que tenemos acceso instantáneo a miles de millones de documentos en línea, ¿por qué habríamos de preferir que el artículo o libro que tanto nos ha costado exista sólo en papel o sea de pago? Éste es un camino seguro a la invisibilidad en la era digital». Por  tanto, algunos académicos están adoptando la social scholarship,  que promueve la apertura, la colaboración y el intercambio de investigaciones. Este año hemos contemplado algunos desarrollos positivos en el acceso abierto y la comunicación académica, tales como la aplicación de la norma de la NIH,   la decisión de la Harvard’s Faculty of Arts & Science’s de adoptar el acceso abierto (seguido por la Harvard Law), y el lanzamiento de la Open Humanities Press. Pero también hubo algunos acontecimientos preocupantes (el intento de revocar el mandato del NIH,  el juicio de EndNote contra Zotero) y algunos más confusos (el acuerdo en torno a Google Books). En la segunda parte de mi resumen sobre las humanidades digitales, voy a centrarme en el paisaje de la comunicación académica,  discutiendo sobre  el acceso abierto al material educativo, los nuevos modelos de publicación, el acuerdo en torno a  Google Books y los obstáculos culturales a la publicación digital.

El código abierto crece y encuentra resistencia

En diciembre de 2007, la NIH Public Access Policy se convirtió en ley, fijando que toda investigación financiada por los NIH se depositará en PubMed Central pasado un año de su publicación. El mandato se puso en práctica, de modo que casi 3000 nuevos textos biomédicos han sido depositados cada mes en PubMed Central . Ahora John Conyers ha presentado un proyecto de ley para revocar  el mandato de los NIH y prohibir que otras agencias federales apliquen políticas similares. Este proyecto de ley  niega el acceso público a la investigación que financia y ahoga  la innovación y los descubrimientos científicos. Según Elias Zerhouni, ex director de los NIH, no hay pruebas de que la norma perjudique a los editores, sino que maximiza el retorno público de la inversión en la financiación de la investigación científica. Hay una campaña contra el Conyers Bill’s entre los contribuyentes norteamericanos:
http://www.taxpayeraccess.org/action/HR801-09-0211.html.

¿Humanidades abiertas?

¿Por qué las humanidades han ido a la zaga de las ciencias en la adopción de un acceso abierto? Gary Hall señala varias diferencias entre ciencias y humanidades: la ciencia obtiene mayor financiación  y pone más  énfasis en la difusión rápida de la información, mientras en las humanidades hay una «percepción negativa del medio digital.» Pero Hall ha ayudado a cambiar esa percepción, colaborando en Open Humanities Press (OHP)y publicando “Digitize This Book.”   Presentándose a sí misma como «una publicación colectiva e internacional de libre acceso sobre teoría crítica y  cultural», OHP selecciona revistas para su inclusión en el colectivo según su adhesión a los estándares de publicación,  de acceso abierto,  de diseño,  técnicos y de mejores prácticas de redacción.  Destacados académicos, como Jonathan Culler, Stephen Greenblatt  y Jerome McGann aparecen como miembros de la junta directiva del Open Humanidades Press, dando más prestigio y credibilidad académica. En una charla dada en la UC Irvine la pasada primavera, Sigi Jöttkandt, co-fundador de OHP,   refutó  la hipótesis de que el acceso abierto signifique «una especie de apertura a cualquier publicación libre»  y no textos de alta calidad  revisados por pares. Jöttkandt sostuvo que el acceso abierto debería ser fundamental para las humanidades digitales: «siempre y cuando los materiales primarios y secundarios con los que estas herramientas funcionan permanezcan encerrados en espacios protegidos, las Humanidades Digitales no podrán cumplir con la verdadera promesa de innovación contenida en el medio digital».  Cabe señalar que muchos recursos de las humanidades digitales están disponibles como  acceso abierto, incluidas  la Digital Humanities Quarterly, el Rossetti Archive y los proyectos desarrollados por el CHNM;  muchos otros pueden no ser explícitamente de acceso abierto, pero  permiten que la información esté disponible de forma gratuita .

En “ANTHROPOLOGY OF/IN CIRCULATION: The Future of Open Access and Scholarly Societies,” Christopher Kelty, Michael M. J. Fischer, Alex “Rex” Golub, Jason Baird Jackson, Kimberly Christen y Michael F. Brown entablan  un amplio debate sobre el acceso abierto en la antropología, promovido en parte por la American Anthropological Association y la decisión de trasladar sus publicaciones a Wiley Blackwell. Esta rica conversación explora diferentes modelos de acceso abierto, el papel de las sociedades en la publicación académica, la creación de comunidades en torno a problemas de investigación, la reutilización y remezcla de contenidos académicos, la economía de la edición, la conexión entre la reputación académica y acceso de los lectores a las publicaciones, el cómo hacer los contenidos accesibles a las comunidades de origen, y mucho más. Como señala Kelty, «el futuro de la innovación académica no sólo está en la AAA   (American Anthropological Association) y  sus revistas, sino en las estructuras que construimos y que permiten que nuestra investigación  circule e intractúe de  formas totalmente nuevas». Kelty (que , por desgracia, fue tentado por la UCLA y dejó Rice) está estudiando la forma de hacer que lo académico sea   más abierto e interactivo. Se puede comprar una copia impresa de Two Bits, su nuevo libro sobre el movimiento de software libre publicado por Duke UP; leer (gratis) una versión en PDF del libro, comentarlo  sobre la versión CommentPress o descargar y remezclar el código HTML. En  Two Bits at Six Months,  Kelty observó, «Duke está obteniento tanto o tan poco dinero como obtiene con otros libros semejantes,  pero yo  estoy recibiendo mucho más del acceso abierto de lo que podría obtener de otra manera». El proyecto ha hecho más visible a Kelty como especialista, lo que ha supuesto más atención de los medios, más invitaciones para dar conferencias,  para escribir, etc

Nuevos modelos de comunicación académica, y continúa  la resistencia

¿En qué medida  los nuevos modelos emergentes de publicación como los de Internet permiten una rápida y barata distribución de la información, la incorporación de los elementos multimedia en las publicaciones y la colaboración en red? Para averiguarlo,  The ARL/ Ithaka New Model Publications Study realiza  un «barrido organizado»  de las nuevas publicaciones, como  blogs, ejournals  y nudos (hubs) de investigación. ARL reclutó 301 bibliotecarios voluntarios de 46 colegios y universidades para entrevistar a  profesores sobre las nuevos modelos de  publicaciones que utilizan. (He participado parcialmente, entrevistando a un miembro del cuerpo docente en Rice.) Según el informe, existen ejemplos de nuevos modelos de publicaciones en todas las disciplinas, aunque los científicos tienen más probabilidades de utilizar los repositorios de pre-publicaciones, mientras que los especialistas en humanidades participan más frecuentemente en foros de discusión. El estudio identifica ocho tipos principales de recursos académicos:

* E-revistas 
* Reseñas
* Preprints y documentos de trabajo
* Enciclopedias, diccionarios,  y contenidos anotados
* Datos
* Blogs
* Foros de debate
* Nudos (hubs) de profesionales y académicos

Estas categorías proporcionan una especie de manual abreviado para identificar diferentes tipos del nuevo modelo de publicaciones . Quisiera añadir un par de categorías, como el comentario colaborativo  o las reseñas peer-to-peer (por ejemplo los proyectos que utilizan CommentPress);  wikis académicas como OpenWetWare  que permiten el intercambio de información académica y portales de investigación como  NINES (que tal vez deberían ser considerados como  un «hub«). El informe incluye algunos ejemplos fascinantes de publicaciones innovadoras, sobre todo de ejournals, pero ARL ofrece breves descripciones de 206 recursos que  considera «trabajos académicos originales » a través de una base de datos pública.

Mi ejemplo favorito de nuevo modelo de publicación es  eBird,  un proyecto iniciado por el Cornell Lab of Ornithology y la Audobon Society,  que ofrece un listado  de aficionados y profesionales amantes de los pájaros que recolectan datos sobre la observación de aves. Los científicos utilizan estos datos para entender la «distribución y abundancia de aves».   Me pregunto si una investigación colaborativa semejante puede ser planteada para, por ejemplo, las artes escénicas (ePerformances.org?), donde los participantes fueran el público que asiste a diversas representaciones.  

La ARL / Ithaca selecciona también algunos de los retos de estos nuevos modelo de publicaciones, como el conservadurismo de la cultura académica, la dificultad de que los académicos participen en foros en línea, y la forma de encontrar maneras de financiar y mantener las publicaciones. En Interim Report: Assessing the Future Landscape of Scholarly Communication, Diane Harley y sus colegas en la Universidad de California-Berkeley profundizan  en algunos de estos desafíos. Harley considera que si bien algunos estudiosos están interesados en publicar sus investigaciones en un formato multimedia interactivo, «(1) las nuevas formas deben ser percibidan como algo que haya  sido sometidos a riguroso examen por sus pares, (2) pocos estudiosos untenured (sin contrato fijo) están presentando este tipo de publicaciones como parte de sus tenure cases (optar a una plaza), y (3) los mecanismos para la evaluación de nuevos géneros (por ejemplo, las narrativas no lineales y las publicaciones multimedia) pueden resultar prohibitivos para los evaluadores en términos de tiempo y de inclinación».  En general, los investigadores en humanidades están menos preocupados por la rapidez  de publicación que los científicos y los científicos sociales, pero se quejan de la poca predisposición de las revistas a la hora de incluir imágenes de alta calidad y desearían enlazar sus afirmaciones con las fuentes que citan.  Sin embargo, los académicos en general no son conscientes de las sencillas herramientas que tienen a su alcance, ni de la facilidad para hacer obras multimedia ni, por tanto, de las  probabilidades de experimentar con nuevas formas. Académicos de todos los ámbitos comparten sus investigaciones con otros estudiosos, por lo general a través de correos electrónicos y otras formas de comunicación personal, pero muchos consideran los blogs como «una pérdida de tiempo porque no son revisados por pares.» Del mismo modo, Ithaka’s 2006 Studies of Key Stakeholders in the Digital Transformation in Higher Education (publicado en 2008) señala  que «las decisiones académicas  sobre dónde y cómo publicar los resultados de su investigación se basan principalmente en la visibilidad dentro de su campo particular»,  no en el libre acceso .

Pero el conservadurismo académico no debe impedir  imaginar y experimentar con enfoques alternativos para la publicación académica. La propuesta de Kathleen Fitzpatrick’s (“libro-como-objeto”- blob), Planned Obsolescence: Publishing, Technology, and the Future of the Academy, ofrece una visión audaz y convincente del futuro de las publicaciones académicas. Fitzpatrick pide a la academia que salga de su adormecimiento  y propone formas  «de  peer-to-peer» (como en Wikipedia), centrándose en el proceso en lugar de en el producto (como en los blogs), y participando en conversaciones  en red (como en CommentPress). 

EndNote demanda a  Zotero

Normalmente tengo problemas para que la gente venga a los talleres sobre herramientas de investigación y  comunicación académica, pero acuden en masa  a mis talleres sobre Zotero, que reconocen como una herramienta que les ayudará a trabajar de forma más productiva. Al parecer, Thomson Reuters, el fabricante de EndNote, se ha dado cuenta de la amenaza planteada por Zotero, ya que han demandado a la Universidad de George Mason, que gestiona Zotero, alegando que Zotero puede reconvertir y utilizar en abierto los archivos que genera  EndNote.  Los comentaristas con mayores conocimientos acerca de los detalles técnicos y jurídicos que he encontrado dicen que lo que plantea Thomson es falso. Mi cínica lectura de esta demanda es que EndNote ve una amenaza en una aplicación popular y potente de código abierto, de modo que plantea  una acción legal en lugar de competir por ofrecer un producto mejor. Como Hugh Cayless sugiere, «es un acto de pura desesperación por parte de Thomson Reuters» y demuestra que Zotero ha  «atemorizado lo suficiente a sus competidores…».

La demanda parece confirmar la descripción de Yokai Benkler sobre los intentos propietarios de control de la información.  Lamentablemente, la demanda parece estar teniendo un efecto que en última instancia, creo, perjudicará a EndNote. Por ejemplo, los desarrolladores de BibApp han decidido no importar las listas de citas producidas por EndNote, ya que resulta ariesgado utilizar su modelo. Esta demanda  plantea la cuestión crucial de si los investigadores pueden mover sus datos de un sistema a otro. ¿Por qué elegir un producto que no sea compatible? Nature  publicó  un editorial,  citado por CHNM en su respuesta a la demanda, diciendo que «las virtudes de la interoperabilidad y el fácil intercambio de datos entre los investigadores es algo que vale la pena reiterar».

Acuerdo sobre Google Books

En el otoño, Google llegó a un acuerdo con  Authors Guild y la Association of American Publishers sobre Google Book Search (ya hemos hablado de ello en varias ocasiones en Clionauta).   Pero, al igual que otros, me preocupa que una empresa sea propietaria de la totalidad de esta información y desearía que la justicia hubiera fijado un uso leal de tales principios  (incluso si tal decisión fuera restrictiva). Las bibliotecas tienen algunas preocupaciones legítimas sobre el acceso, la intimidad, la libertad intelectual, el trato equitativo y las condiciones de uso. De hecho, Harvard se retiró del proyecto, siguiendo lo dicho por Robert Darnton .  A pesar de lo que señala el acuerdo, me preocupa que los humanistas y otros estudiosos digitales no tengan acceso a los datos que necesitan. ¿Qué sucede si Google se hunde o va mal? En todo caso, la creación del  Hathi Trust  me hace sentirme  un poco mejor acerca de las cuestiones de acceso y preservación, y veo que Hathi proporcionará  un corpus de 50000 documentos. Como ya he señalado en otra ocasión,  quiero ver cómo Google Books puede transformar la investigación mediante el acceso a tanta información.

Aproximadamente por las mismas fechas (¿el mismo día?) en que se producía el acuerdo sobre Que Google Books, la  Open Content Alliance (OCA)  alcanzó un hito importante, al dar acceso a más de un millón de libros. Como su nombre indica, la OCA permite que los libros digitalizados estén disponibles de forma libre para su lectura, descarga  y  análisis, y creo que la calidad de la digitalización es mejor. A pesar de que la colección  de la OCA es más pequeña y se centra en los materiales de dominio público,  ofrece una importante alternativa a  GB. (Rice pertenece a la Open Content Alliance).

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